lunes, 22 de junio de 2009

Un héroe de película: El cañonero Elcano

De la guerra hispano-americana de 1898 en Filipinas, en general, los hechos más conocidos son, la derrota del almirante Montojo en Cavite, a manos del comodoro Dewey, y el sitio de Baler, donde las tropas españolas totalmente rodeadas resistieron durante casi un año. Éste hecho, popularmente conocido como Los últimos de Filipinas, ha sido ampliamente difundido hasta tal punto que fue llevada al cine por Antonio Román en 1945, interpretada entre otros por Tony Leblanc. Sin embargo, se da la circunstancia de que, además de estos valientes soldados rodeados en Baler y de la escuadra de Montojo, hundida en su totalidad en la batalla anteriormente mencionada, existía en el archipiélago otra unidad que opuso fiera resistencia, tanto a estadounidenses como a rebeldes filipinos. Se trataba de la “División del Sur”, una flotilla integrada por 18 barcos, entre cañoneras y pequeñas lanchas, cuyo buque insignia era el transporte armado General Álava. Esta pequeña fuerza estaba comandada por oficiales españoles y formada por tripulaciones filipinas.


Durante el periodo en que se mantuvo el conflicto con los Estados Unidos esta División fue capaz de capturar varios buques de los rebeldes filipinos, como el velero Iris y la lancha Nueva Esperanza, pero, fundamentalmente, destaca el apresamiento por parte del cañonero Elcano, un barco que había sido construido en Cádiz en 1885 y que desplazaba 620 toneladas, de la fragata norteamericana Saranac, de la escuadra de Dewey, un navío que transportaba 1.640 toneladas de carbón para los barcos norteamericanos. Se trata, por tanto, del único apresamiento de un barco estadounidense que realizó la totalidad de la armada española durante todo el conflicto.


La División siguió operando durante toda la guerra, evacuando puntos aislados y llevando ayuda sanitaria y víveres, además de cooperar en la defensa de los puestos españoles. Incluso una vez firmado el armisticio continuaron las operaciones y evacuaciones, llegando a navegar hasta las islas Marianas y Palaos, archipiélagos entonces de soberanía española y que posteriormente serían vendidos a Alemania en 1899. Terminada definitivamente la guerra los barcos españoles supervivientes fueron fondeados en Zamboanga, en Filipinas, donde se procedería a su venta a los EEUU y en cuya armada servirían durante largos años y casi siempre con el mismo nombre.


El cañonero Elcano, matriculado posteriormente con el número PG-38, pasó a ser integrado en la Marina de los Estados Unidos en 1899, formando parte de la patrulla naval del río Yangtsé - la cual tenían como base el puerto de Shangai - junto con los también antiguos buques españoles Villalobos o Isabel. Como integrante de dicha patrulla naval participó en numerosos incidentes en China, rescatando ciudadanos americanos, prestando apoyo a intereses y consulados estadounidenses, entre las que destaca la intervención en Nankig en 1927, durante la guerra civil china. Además, ¿quién no recuerda la famosa película de 1966 El Yangtsé en llamas, interpretada por Steve McQueen, donde un cañonero americano tiene que ayudar a unos misioneros? En la película el barco es el USS San Pablo, un nombre totalmente ficticio, pero bien podría haber sido de nuestro querido Elcano.


Su final, desgraciadamente, no fue tan romántico como el del protagonista de la película, tras ser dado de baja fue convertido en blanco para tiro de artillería naval, siendo hundido el 4 de octubre de 1928.

jueves, 18 de junio de 2009

Tigerfibel

Libros: Talavera 1809


La novela sobre la primera victoria de Wellington en España

España está en llamas. Tras derrotar a los ejércitos de las naciones más poderosas del continente europeo, las tropas de Napoleón han irrumpido en la península Ibérica. Si bien una minoría ilustrada aplaude la invasión y ve en ella la esperanza de modernizar el país, la mayoría de los españoles se unen con la férrea voluntad de rechazarla. En medio de este convulso escenario, los Peris, repudiados en su pueblo natal, se refugian en la Venta del Tuerto, desde donde Paquita, la benjamina, una pelirroja de armas tomar, empezará una aventura que la llevará a luchar contra los franceses en todos los frentes imaginables, desde los frondosos bosques que domina la guerrilla, hasta los campos de batalla en los que se batirá el ejército del general Cuesta. Frente a ella, Gerard Girot, un joven y arrojado dragón, que tratará de vencer sus temores y convertirse en el héroe que siempre ha soñado. Finalmente, los dos ejércitos se encontrarán en las inmediaciones de Talavera de la Reina. La batalla que se fragua decidirá el futuro de los ingleses en la Península y, con ello, el desarrollo de la guerra en el continente. Para Wellesley y para José Bonaparte, para el general Cuesta y el mariscal Victor, para Paquita Peris y Gerard Girot, la suerte está echada.

lunes, 15 de junio de 2009

13 jinetes contra el Imperio azteca



Pocas batallas han sido más decisivas como la que se produjo en Otumba en 1520. La victoria de las tropas del conquistador Hernán Cortés, alrededor de setecientos guerreros tlaxcaltecas, menos de quinientos castellanos y 13 caballos, frente a entre 70.000 y 80.000 guerreros mexicas significó el principio del fin del Imperio azteca.


Tras la derrota sufrida durante la La Noche Triste Cortés decidió retirarse en dirección a Tlaxcala. Tras varios días de escaramuzas, donde la retaguardia era continuamente hostigada, las tropas del conquistador llegaron a una planicie, donde se encontraron con miles de guerreros enemigos. Los arcabuces ya no tenían munición y apenas se contaba con un puñado de ballesteros. Los españoles formaron en círculo, picas en ristre, junto a sus aliados tlascaltecas, los cuales ni siquiera en una circunstancia tan desfavorable rompen su alianza. Los 13 jinetes, entre los que se cuenta a Cortés se separan del grupo, la orden que reciben de su capitán es la de no tomar prisioneros y causar el mayor número de bajas, entre ellos, además, se juran pelear hasta morir y dar muerte a sus propios compañeros antes que permitir que caigan prisioneros. Recordemos que la religión azteca realizaba sacrificios humanos, los prisioneros eran inmolados siguiendo un solemne ritual, donde cuatro sacerdotes sujetaban al prisionero en un altar de sacrificios y le arrancaba el corazón, estando vivo, para después cortarle la cabeza.



Pero el panorama para los españoles es desolador, apenas poco más de mil hombres frente a cientos de escuadrones mexicas, ricamente engalanados con penachos de plumas de colores, vivas pinturas y ricas divisas. Los mexicas se lanzan al ataque pero ninguna de sus acometidas consigue romper el círculo, aunque el número de bajas hace que éste cada vez sea más reducido, mientras, los jinetes luchan entre las filas enemigas causando estragos. Hasta varios mastines, perros de guerra traídos desde Cuba, pelean con furia. Pero el cansancio se apoderaba de tan exiguo ejército y las bajas hacían presagiar lo peor. En ese momento un golpe de suerte cambiaría, no sólo el destino de la batalla, sino la de todo un Imperio.


En pleno combate Cortés cruza su mirada con doña Marina, la princesa Malinche que le servía de intérprete y fue su pareja – le dio un hijo de nombre Martín, como el padre del conquistador -, esta le señaló a un dignatario, el cual portaba una bandera tendida, vistiendo galas con armas de oro y altos penachos plateados. Era Cihuacóatl Matlatzincátzin, el comandante en jefe mexica. Doña Marina no se anduvo por las ramas y señalando a tan alto dignatario gritó: “¡Mata!, ¡Mata!, ¡Mata!”.


Puede que haya sido la más modesta carga de caballería de toda la historia, pero Cortés y sus 13 jinetes pudieron atravesar las líneas enemigas y dar muerta al general azteca. Entre los jinetes se encontraban los mejores capitanes del extremeño, como Gonzalo de Sandoval o Pedro de Alvarado, a quienes los aztecas consideraban la reencarnación de su Dios de la guerra, la serpiente emplumada Quetzalcóatl, sin embargo, tras ser herido por Cortés, será Juan de Salamanca quien acabe con la vida del general – en recompensa por su gesta el emperador Carlos V le permitirá llevar en su escudo de armas el penacho del azteca -. Muerto el dignatario y capturada la bandera el ejército mexica comenzó a retirarse del campo hasta terminar en una desbandada general.



La victoria imposible se había consumado y comenzaba el principio del fin del poderoso Imperio azteca.

viernes, 5 de junio de 2009

Documentales: La caida del fuerte de Eben Emael

Este documental fue emitido por el canal History Channel, está en inglés y su duración es de unos 45 minutos.

Eben-Emael fue una fortaleza belga ubicada entre las ciudades de Lieja y Maastricht, cerca del Canal Alberto, cuya función era defender la frontera germano-belga. Fue construida entre 1931 y 1935, y se ganó la reputación de ser impenetrable. Sin embargo, el 10 de mayo de 1940, 85 Fallschirmjäger (soldados paracaidistas) alemanes aterrizaron en el techo de la fortaleza utilizando planeadores. Después de duros combates dentro de la fortaleza, la guarnición se rindió y los 1.200 soldados belgas que la constituían fueron hechos prisioneros.



Para saber más:
http://www.angelfire.com/on2/militaria/Ebenemael.html

Libros: Europa bajo los escombros


En una ciudad arrasada por los bombardeos aliados una noche de 1944 o 1945 podían morir más civiles que soldados en una batalla que durase semanas. Al final de la Segunda Guerra Mundial los muertos debido a los bombardeos sumaban cientos de miles de personas. Ninguna ciudad importante de Londres a Moscú y de Nápoles a Varsovia se libró de la muerte que caía del cielo.

En Europa bajo los escombros el historiador Fernando Paz describe cómo surgió el concepto del bombardeo entre los militares y los políticos y cómo se desarrolló su estrategia. El autor investiga asuntos como la flota aérea de la que disponía Alemania, el paso de los bombardeos sobre objetivos militares a blancos civiles, la fabricación de aviones por cada bando y el entrenamiento de las tripulaciones.

Fernando Paz es profesor de historia y está elaborando su tesis doctoral sobre la época de entreguerras en España. Es un experto en la Segunda Guerra Mundial.

Leer el primer capítulo

Entrevista radiofónica con el autor

martes, 2 de junio de 2009

Cine Histórico: El Acorazado Potemkin

El acorazado Potemkin es una película parcialmente basada en hechos reales, que acontecieron en el puerto de Odesa (Ucrania) durante la semana del 26 de junio de 1905.

Los marineros del acorazado Potemkin ya están hartos de malos tratos, y cuando se les intenta obligar a comer carne con gusanos, deciden sublevarse. Llena de imágenes expresivas, casi como un álbum fotográfico, El acorazado Potemkin representa la magnificación por la figura de las masas y las causas colectivas. Estrenada en la primera década de la Revolución Rusa (1925) constituye un rescate de la importancia del Potemkin en el proceso de la revolución fallida de 1905, antecedente de la rebelión de octubre de 1917.

Este film esta compuesto de cinco episodios: Hombres y gusanos (Люди и черви), Drama en el Golfo Tendra (Драма на тендре), El muerto clama (Мёртвый взывает), La escalera de Odesa (Одесская лестница), y Encuentro con la escuadra (Встреча с эскадрой).

Como el propio Eisenstein explica en el texto sobre la "Unidad orgánica y pathos en El acorazado Potemkin" incluido en el libro de Georges Sadoul sobre este film, la película está trabajada como un todo orgánico en el que cada uno de sus elementos funciona en pos de una composición que mantiene en su núcleo lo particular en función del todo. Cada una de las partes en las que puede ser dividida la cinta, es funcional en un nivel superior de lectura, es decir, en la generalidad. Por otra parte, el trabajo patético (pathos) en tanto que la sucesión y cambio constante en las cualidades de la acción, generan en el espectador una emoción que lo llevan a realizar mediante un proceso psicológico, una reflexión intelectual de acuerdo al tema propuesto.

Esta es la película completa: