viernes, 30 de octubre de 2009

El Descubrimiento de América

Causas del descubrimiento

En primer lugar hay que destacar una serie de factores técnicos como la mejora de la cartografía, los instrumentos de navegación como la brújula y el astrolabio y la mejora en la construcción naval con la aparición de la nao y la carabela.

Entre las causas económicas hay que señalar la necesidad de buscar una nueva ruta hacia las Indias (ruta de las Seda), debido a que con la conquista de Constantinopla en 1453 los turcos acaparaban la llegada de productos orientales de lujo como la seda o las especias.

Por último están los factores políticos e ideológicos. El fin de la Reconquista produjo un ambiente de euforia sobre todo en Castilla que rivalizaba con Portugal como nueva potencia atlántica. Además, la cultura humanística impulsaba la curiosidad científica y los reyes favorecían las exploraciones cartográficas.

El descubrimiento

La figura fundamental será Cristóbal Colón, marinero de discutido origen genovés, llegado a Portugal en 1476. Presentó su proyecto de llegar a Catay (China) entre 1483 y 1485 al rey Juan II de Portugal que lo desestimó. Lo cierto es que parece que debía haber algún tipo de pre-descubrimiento o noticia de las tierras del oeste, bien por los relatos de la antigua presencia vikinga en América (Terranova y Groenlandia), bien por alguna expedición o descubrimiento accidental portugués o bien como apunta Gavin Menzies por una gran expedición china que tuvo lugar en 1421.

Colón se trasladó a Castilla llegando a Palos de La Frontera en 1485 y entrando en contacto con los monjes franciscanos del monasterio de La Rábida, que le acercaron a la Corona. Su proyecto estudiado por una Junta fue desestimado por dos veces. Mientras tanto el portugués Bartolomé Dias doblaba por fin el Cabo de Buena Esperanza en 1488.

Gracias al apoyo entre otros del duque de Medinaceli consiguió una nueva entrevista con los reyes y firmar las capitulaciones de Santa Fe el 17 de abril de 1492. En ellas Colón recibía entre otras prerrogativas: el título de Almirante en todas las islas y tierras «que por su mano e yndustria se descubrieran o ganaran», el título de Virrey y Gobernador General de todas las tierras que descubriese, con la facultad de proponer ternas de candidatos a la elección real para cubrir todos los cargos de gobierno que debieran nombrarse en dichas tierras o la décima parte de todas las riquezas que se descubriesen y la misma proporción de los beneficios del comercio en los límites del Almirantazgo.

Entre los documentos expedidos por los Reyes Católicos el 30 de abril de 1492 sobresale una provisión dirigida a los vecinos de Palos de la Frontera, que les ordenaba servir con dos carabelas durante doce meses, en virtud de unas penas impuestas con autoridad. El costo de la expedición fue estimado en 2.000.000 de maravedíes, más el sueldo de Colón. En contra de la idea popular de que fue sufragado por «las joyas de Isabel la Católica», la mitad de dicho dinero lo prestó Luís de Santángel con fondos de la Santa Hermandad, la cuarta parte la aportó el mismo Colón -que los pidió prestados-, y la cantidad restante probablemente la derramaron banqueros y mercaderes italianos residentes en Andalucía.

Fue Martín Alonso Pinzón quien contrató los barcos. La expedición partió con tres barcos, dos carabelas y una nao: una flota de configuración similar a la utilizada por Bartolomé Dias en 1487-1488. La nao era La Santa María, propiedad de Juan de la Cosa, natural de Santoña, pero vecino del Puerto de Santa María. La carabela de menor tonelaje era La Niña, propiedad de Juan Niño, vecino de Moguer, y la pagaron los vecinos de Palos. La Pinta era de Cristóbal Quintero, vecino de Palos, y probablemente fue requisada, pues su dueño iba en el viaje «de mala voluntad». La tripulación apenas excedía los 100 hombres.

La expedición partió de Palos el 3 de agosto de 1492 y el jueves 6 de septiembre, los expedicionarios partieron desde La Gomera hacia lo desconocido. La noche del 11 al 12 de octubre a las dos de la madrugada, Rodrigo de Triana, dio la voz de «tierra»: una isla del archipiélago de las Bahamas, que bautizó con el nombre de San Salvador (Guanahaní, actual isla Watling) la travesía habría durado 34 días. Tras esta primera toma de contacto con las tierras del Nuevo Mundo, la expedición se dedicó a explorar la zona. Y a partir del día 14 descubrió cuatro nuevas islas que Colón bautizó con nombres religiosos y políticos: Santa María de la Concepción (actualmente Cayo Rum), la Fernandina (Long), Isabela (Crooked) y Juana (Cuba)

Primero Martín Alonso Pinzón, y poco después el propio Colón arribaron a Haití, a la que éste bautizó como La Española. Sin embargo, los planes de Colón se vieron profundamente alterados el día de Navidad, por un lamentable accidente La Santa María encalló y fue imposible recuperarla, como en La Niña no había espacio para los tripulantes Colón hubo de tomar una importante decisión: fundó la primera colonia en tierras del Nuevo Mundo, el Fuerte de Navidad, donde quedaron 39 hombres al mando de Diego de Arana. El 16 de enero la expedición emprendió la travesía de vuelta.

Colón acabó llegando el 4 de marzo a Lisboa, ciudad en la que finalmente se vio obligado a entrar. Allí se entrevistó con Juan II quien, con amenazas y promesas, trató de beneficiarse del descubrimiento. El 15 de marzo entró en Palos e informó a los Reyes Católicos en Barcelona, a finales de abril.

Los viajes menores y los acuerdos con Portugal

Rápidamente los Reyes Católicos solicitaron del papa que confirmara su soberanía sobre las tierras descubiertas. La bula Inter Caetera, de mayo de 1493, entregaba a Castilla el derecho a tales tierras y a las que se descubriesen, a partir de un meridiano a 100 leguas al oeste de las Azores. Sin embargo, la protesta portuguesa hizo que en 1494 se firmase el acuerdo de Tordesillas modificando la línea a 300 leguas, lo cual incluía Brasil.

En el segundo viaje acabaron embarcando más de 1.200 hombres en un total de 17 buques, de los cuales 14 eran carabelas y 3 naos dejando las Canarias el 13 de octubre de 1493. Tras llegar a la isla Deseada, la expedición recorrió casi todo el arco de las Antillas Menores hasta Puerto Rico y el 22 de noviembre llegó a La Española. Para comprobar que el Fuerte de Navidad había sido arrasado y que toda su guarnición había perecido. El 6 de enero de 1494, fundó el primer asentamiento en el Nuevo Mundo, bautizado como La Isabela, al norte de la actual República Dominicana.

Mientras tanto el 8 de julio de 1497 partió de Lisboa Vasco de Gama con el objetivo de llegar a la India circunnavegando África, cosa que consiguió el 17 de abril de 1498 al avistar Calicut, regresando a Lisboa en 1499. Ese mismo año una flota portuguesa reconocía las costas de Brasil y en 1500 el italiano Américo Vespucci reconocía la costa sur. Su nombre fue puesto por un cartógrafo lorenés, Martin Waldseemüller, en 1507 para designar un nuevo continente.

Se produjo un tercer viaje iniciando la singladura el 30 de mayo de 1498 desde Sanlúcar de Barrameda. Pero la situación de los colonos se había complicado tanto que los monarcas decidieron nombrar como juez a Francisco de Bovadilla, comendador de Calatrava, quien todavía tardó algún tiempo en iniciar un viaje que le llevó a Santo Domingo el 24 de agosto de 1500.

A su llegada, Bovadilla destituyó a Colón y a sus hermanos de sus cargos. Confiscó todos los bienes del descubridor y le sometió a proceso sin darle posibilidad de defenderse, acusándole de tiranía y malos tratos contra los colonos. Finalmente fueron embarcados hacia Castilla, cargados de grilletes. Los Reyes Católicos desautorizaron semejantes medidas y la dureza utilizada contra Colón. Decidieron destituir a Bovadilla, pero aprovecharon la coyuntura para retirarle a Colón la mayor parte de sus prerrogativas.

Colón empezó a preparar la expedición para su cuarto y último viaje en octubre de 1501. Contó con cuatro carabelas y unos 140 tripulantes, que salieron de Sevilla el 13 de abril de 1502 y tocaron tierra al otro lado del Atlántico el 15 de junio siguiente. El viaje fue el más azaroso de todos y a su regreso no volvería a cruzar el Atlántico. El Almirante vivió sus últimos días en una situación precaria, hasta que murió en Valladolid el 20 de mayo de 1506 en Valladolid.

América bajo el control de la Corona

Desde 1502 el estado comenzó a nombrar gobernadores y pasó a controlar directamente el nuevo territorio. Desde Santo Domingo partirán casi todas las expediciones hacia Tierra Firme en los años siguientes.

En 1503 se estableció en Sevilla la Casa de Contratación, organismo múltiple encargado de todo lo referente a América. Era aduana, almacén para preparar las naves, casa de control de emigrantes, escuela de pilotos, centro de cartografía, depósito de mercancías e institución encargada de recaudar el quinto real, el 20% de los beneficios de comercio americano, que iban a parar a las arcas reales. Todas las expediciones hacia América debían partir obligatoriamente de Sevilla, elegida por su tradición comercial y por ser puerto seguro, dad su situación interior.

Los colonos, en su mayoría andaluces, extremeños y vascos, comenzaron a ser seleccionados por la Casa de Contratación. Recibían tierras, y se les entregaba un grupo de indios, encomienda, teóricamente para ser evangelizados a trabajos e instruidos, pero que en la práctica fueron obligados a trabajos forzosos. El trabajo, la brutal modificación de sus formas de vida, pero sobre todo las enfermedades traídas por los europeos produjeron una auténtica hecatombe. Sólo a partir de 1511 gracias a las denuncias de los monjes dominicos, como fray Bartolomé de las Casas, se mejoró su situación. En 1512 las Leyes de Burgos proclamaban la libertad de los indios, pero los abusos y las denuncias siguieron sucediéndose.

El mapa de América quedó completado entre 1508 y 1516; Alonso de Ojeda reconoció la costa venezolana y Diego Ponce de León exploró La Florida. En 1515 Vasco Núñez de Balboa partiendo de Darién atravesó el istmo de Panamá descubriendo el océano Pacífico.

viernes, 16 de octubre de 2009

Los Reyes Católicos: la unión dinástica y la Integración de las Coronas de Castilla y de Aragón.

La unión política

Algunos historiadores consideran a los reyes católicos como los “forjadores de la unidad nacional”, mientras que otra corriente historiográfica rechaza esta afirmación al entender que no se trató de la unión de las dos coronas, sino de una yuxtaposición de Estados.

Evidentemente Fernando e Isabel tuvieron un proyecto político tendente a la unificación política de ambos Estados, desaparecería la España de los cinco reinos e incluso durante un tiempo ambas coronas tuvieron un único gobernante, Fernando (1506-1516)

La situación política en Castilla era muy complicada, un rey débil como Enrique IV y una heredera como Juana la Beltraneja en manos de una nobleza cada vez más poderosa. En esas circunstancias Isabel, hermana de Enrique, negoció en secreto su matrimonio con Fernando de Aragón, en ese momento rey de Sicilia y futuro heredero de Juan II, además de ser su primo. Finalmente se casaban en 1469.

A la muerte de Enrique en 1474 comenzaba una guerra civil entre Isabel apoyada por parte de la nobleza, villas del Duero y el Tajo y su esposo, es decir, Aragón. Se enfrentaban a Juana, prometida del rey de Portugal Alfonso V, y las tropas francesas y portuguesas. La guerra terminaba en 1479 con la victoria de Isabel y el Tratado de Alcaçovas. Ese mismo año moría Juan II y Fernando se convertía en rey de Aragón.

Los dos Estados presentaban grandes diferencias. La Corona de Castilla tenía una estructura política unitaria, sin embargo, la Corona de Aragón era una federación de Estados. Los reyes aceptaron esa pluralidad de territorios aunque evidentemente se impuso Castilla por su mayor peso demográfico, 6 millones de habitantes por apenas unos 800.000, y geográfico 385.000 m2 por 110.000.

Algunos historiadores hablan de una unión personal, “Tanto monta, monta tanto Isabel como Fernando”. Desde su matrimonio Isabel otorgaba a Fernando una amplia participación en el Gobierno de Castilla, posteriormente confirmada en la Concordia de Segovia de 1475, en la cual se le reconocía como rey de Castilla con las mismas prerrogativas (Fernando V), situación que se mantuvo hasta 1504. Sólo se reservaba la Reina los derechos sucesorios. Fernando haría lo mismo en 1481 en sus Estados con Isabel.

Aragón y Castilla mantuvieron sus fronteras, leyes, instituciones y particularidades. Nunca hubo un intento de fusionas las dos Coronas. Los reyes residirían en Castilla, aunque sin fijar una Corte estable sintieron predilección por Granada. Por su parte Fernando nombró un lugarteniente (virrey) que le representase en sus Estados patrimoniales. El ejército de los reyes actuó en asuntos que afectaban a ambas coronas y la política internacional se orientó a unir fuerzas. La única institución común fue el Tribunal del Santo Oficio creado en 1478.

La unión territorial

Granada

En 1481 comenzó una nueva guerra contra el reino nazarí de Granada que culminaría con su anexión a Castilla el 2 de enero de 1492. Esta sería la primera empresa conjunta de los reyes y para ello se utilizaron los recursos conjuntos de ambos Estados.

Fue una guerra especialmente dura, por ejemplo toda la población de Málaga fue vendida como esclavos al ocupar las tropas cristianas la ciudad. Finalmente el último de los reyes musulmanes de España negoció la rendición de la capital, Boabdil entregó las llaves de la ciudad tras firmar un pacto que respetaría la hacienda, vida, religión, leyes y costumbres de la población musulmana.

Como consecuencia de esta conquista el papa Alejandro VI, el valenciano Rodrigo de Borja, concedió el título de Católicos a los reyes en 1494.

Navarra

Fue ocupada en 1512 como consecuencias de las guerras de Italia entre Fernando, rey de Aragón y regente de Castilla, y el rey de Francia Luis XII, aliado de los reyes de Navarra Catalina de Foix y Juan de Albret.

A consecuencia de la negativa de estos a dejar paso a las tropas de Fernando y a la excomunión que pesaba sobre ellos, decretada por Julio II, este dio la orden de invadir el reino. Las tropas estuvieron dirigidas por el duque de Alba y contaron con el apoyo de una parte de la nobleza navarra, los beamonteses. Todo el territorio del reino al Sur de los Pirineos quedó en manos de Fernando. En 1513, las Cortes de Navarra, sólo con la asistencia de beamonteses, nombraron a Fernando el Católico rey de Navarra. En 1515 las Cortes Castellanas reunidas en Burgos proclamaron la incorporación de Navarra a la Corona de Castilla, aunque esta mantuvo sus propias Cortes, fueros, leyes y costumbres.

La unión religiosa

A raíz del asalto a las juderías de finales del siglo XIV muchos judíos se habían convertido al cristianismo. En 1478 en la visita que realizaron los reyes a Sevilla pudieron ver la tensión existente, los conversos eran acusados de judaizar. Ese mismo año obtenían del papa Sixto IV el permiso para nombrar inquisidores en Andalucía, aunque este tribunal existió en Aragón desde 1242 fue en 1483 cuando se introdujo definitivamente en la Corona y en 1487 en Barcelona. Los inquisidores generales eran nombrados por los monarcas y fue un tribunal que siempre estuvo bajo su dirección.

Pese a la persecución, condenas (sanbenitos) y ejecuciones (autos de fe) se tomó una medida más drástica, esta fue la definitiva expulsión de los judíos de todos los territorios bajo su Gobierno en 1492, salvo conversión. Se calcula en unas 100.000 personas las expulsadas que formarán el pueblo sefardí.

El otro problema religioso era el representado por los mudéjares, especialmente en el reino de Granada. El nuevo arzobispo, Fray Hernando de Talavera, intentó una conversión pacífica, con unos malos resultados. Es por eso que en 1499 se nombra a Francisco Jiménez de Cisneros como nuevo responsable de la conversión. Sus métodos originaron una revuelta en el Albaicín en 1501 que se extendería a las Alpujarras. Fue sofocada al año siguiente pero con esta revuelta los Reyes entendían rotos los pactos de 1492 y se obligó a los mudéjares a la conversión o al exilio. La mayoría optó por la conversión pasando a denominarse moriscos.

viernes, 9 de octubre de 2009

IV CONGRESO INTERNACIONAL DE HISTORIA DE LA DEFENSA Fuerzas Armadas y políticas de Defensa durante el franquismo


A setenta años del comienzo del régimen franquista, el más extenso periodo de la España del siglo XX ha sido analizado por la historiografía desde las más variadas perspectivas. A pesar del papel fundamental desempeñado, configurándose como un importante baluarte del franquismo, las Fuerzas Armadas no han sido estudiadas en profundidad, en sus niveles institucional, organizativo y operativo.En la medida en que la vinculación de las FAS con el dictador transcendió la lealtad institucional, su configuración estuvo en relación directa con el peso social y político que les otorgó el dictador. De igual forma, al no existir ningún conflicto directo, la actuación fundamental de la institución castrense estuvo más focalizada en el escenario interior. El IV Congreso de Historia de la Defensa propone abordar los principales rasgos distintivos de las Fuerza Armadas durante el franquismo, con el fin de analizar sus planteamientos doctrinales, evolución orgánica, operativa y misiones, la influencia de la vinculación a Estados Unidos, las prácticas corporativas o su imagen social, entre otros aspectos. Elementos que permitirán profundizar en el conocimiento de la Historia de las FAS y del mismo período franquista, analizando las relaciones entre los tres Ejércitos y de éstos con el conjunto de la Administración del Estado, determinando la existencia de unas propias políticas de Defensa o la extensión de la autonomía militar a nivel de diseño político.

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miércoles, 7 de octubre de 2009

La expansión de la Corona de Aragón en el Mediterráneo.

Jaime I el Conquistador tras el fracaso de Muret en 1213, donde murió Pedro II, procedió a terminar el proceso de Reconquista. Se ocupó Mallorca en 1229, Ibiza en 1235 y Valencia en 1238.


Sicilia

En Palermo estalló una revuelta contra el gobierno de los Anjou el 30 de marzo de 1282, Vísperas sicilianas. La nobleza siciliana ofreció la corona a Pedro III el Grande, el cual tras desembarcar en Trapani en agosto se adueñó de la isla en pocos días. En 1283 Roger de Llúria ocupaba la isla de Malta y las tunecinas de Djerba y Querquena en 1284, obligando además al sultán a pagar un tributo anual de 33.333 besantes de oro y a tener a su servicio un destacamento de soldados aragoneses. Además las tropas francesas de Carlos de Anjou, príncipe de Salerno, eran derrotadas en el Sur de Italia (Nápoles 1284) El rey de Francia Felipe organizó desde Navarra, donde reinaba su hijo, una ofensiva sobre Cataluña en 1285 pero la resistencia de Gerona y la derrota naval en el golfo de Rosas obligaron a la retirada francesa. Ese mismo año moría Pedro II repartiendo sus posesiones entre sus hijos Alfonso, Cataluña, Aragón y Valencia, y a Jaime le legaba Sicilia.


Alfonso se mantuvo en guerra, aunque recurriendo cada vez más a la diplomacia, moría en 1291, el mismo año en que firmaba un acuerdo de paz con Francia y el papado. Jaime heredaba sus territorios, pero contrariamente a lo dispuesto en el testamento retenía Sicilia y la guerra continuaba. En 1295 por el tratado de Anagni cedía el gobierno de la isla la Santa Sede, a cambio de Córcega y Cerdeña. Sin embargo, los sicilianos elegían a su hermano Federico con rey y continuaban la lucha. Finalmente se estableció una dinastía de la casa de Aragón en Sicilia hasta 1409 fecha en que volvería a integrarse a la corona Aragonesa con Martín II el Humano.


Cerdeña

Jaime II no ejerció de forma inmediata sus derechos. No fue hasta 1323-1324 cuando un ejército aragonés al mando del futuro rey Alfonso IV, con ayuda siciliana, se hizo con el dominio de la isla. Estaba dividida en cinco estados y gobernaba en uno de ellos desde finales del siglo XIII la familia de los vizcondes de Bas, de origen catalán. Esto supuso una guerra con pisanos y genoveses, potencias marítimas del Mediterráneo que terminó con la victoria aragonesa.


Norte de África

En 1291 se firmo con Castilla el acuerdo de Monteagudo, delimitando las áreas de influencia de ambos estados en el Norte de África. No fue una conquista militar propiamente dicha, sino la consecución de una serie de ventajas económicas y comerciales otorgadas por los sultanes de Marruecos, Temecén e Ifriqiyya, además de una cierta protección militar e intervención en asuntos internos por parte aragonesa.


Mediterráneo Oriental

En 1269 Pedro el Grande proyectó un frustrado intento de expedición a Palestina.


En 1302 tras la paz en Sicilia (paz de Caltabellota) dejó a los almogavares sin ocupación, estas eran tropas de mercenarios reclutados en los reinos cristianos peninsulares. Roger de Flor, uno de sus capitanes, llegó a un acuerdo con Andrónico II, emperador bizantino, para que la Gran Compañía de los Almogavares prestase sus servicios al Imperio. Con 36 galeras y unos 6.000 hombres llegó a Constantinopla en 1303, tras derrotar sucesivamente a los turcos en Anatolia y recibir varios contingentes de refuerzo se establecieron en Gallipoli (1304) Las desmesuradas pretensiones del megaduque y cesar, Roger de Flor, llevaron a Miguel IX a su asesinato y al de varios de sus capitanes en 1305.


Como represalias los almogavares devastaron gran parte del Imperio, sobre todo Tracia (Venjança catalana) Macedonia, Focea y en 1310 derrotaban al duque de Atenas en Cesifo. Se iniciaba así el dominio del ducado de Atenas. Roger Deslaur, elegido canciller de la compañía, reconoció la autoridad de los reyes de Sicilia. En 1318 tras la conquista de Tesalia se creó el ducado de Neopatria, unido al de Atenas. No fue hasta 1380 cuando la “Grecia catalana” se incorporó formalmente a la Corona de Aragón. En 1388 una compañía navarra devastaba Grecia y tomaba la Acrópolis y en 1390 se perdía Neopatria a manos florentinas terminando así la existencia de estos ducados.


Nápoles

Alfonso V el Magnánimo llevó a cabo una agresiva política exterior. Tomó Calvi en Córcega en 1420, destruyó Marsella en 1427 y desde 1421 lucho por ocupar el trono de Nápoles en rivalidad con Génova, Venecia, Florencia, el papado, Milán y los Anjou.


La reina Juana II de Nápoles le adoptó como hijo y heredero, y además le nombraba regente tras la ayuda aragonesa en 1421 que permitió levantar el sitio de la ciudad. Tras una larga guerra entró triunfante en la ciudad en 1443, donde fijó su residencia hasta su muerte en 1458. A su muerte se establecería una dinastía aragonesa hasta 1504 que fue conquistada por Fernando el Católico.

martes, 6 de octubre de 2009

Los pueblos prerromanos

Tartessos: tiene una cultura mítica de la cual hay referencias escritas en la Biblia (Tarshish). Dos reyes míticos Gárgoris y Habidis, fueron quienes les enseñaron la agricultura, la apicultura y establecieron las leyes. Se trató de un pueblo con base agropecuaria, con un gran desarrollo en la minería y el comercio, sobre todo con los griegos focenses. Se encontraba en Andalucía, principalmente en el Valle del Guadalquivir, dominó los enclaves mineros de Riotinto y Sierra Morena, extendió su influencia hasta el cabo de la Nao y estableció relaciones comerciales tanto con fenicios como con griegos. Argantonio (?, h. 670 a.C. - ?, h. 550 a.C.) fue el último rey tartésico, único del que se tienen referencias históricas. Debido a su longevidad, hay historiadores que piensan que podría tratarse no de un rey sino de una dinastía ya que se le atribuyen tesoros con unos 300 años de diferencia. A finales del siglo VI a.C. fue destruida por los cartagineses dentro de su política expansiva por dominar la ruta de los metales. La excavación arqueológica más importante esta en Carambolo, junto a Sevilla.


Los Iberos: eran descendientes de los pobladores neolíticos de la zona levantina. Estaban agrupados en tribus independientes unas de otras, hablaban variantes de una lengua pre-indoeuropea y desarrollaron una misma cultura desde Andalucía hasta Cataluña. Conocieron la escritura y convivieron con los romanos hasta que estos les otorgaron la ciudadanía en el año 212 d.C. Algunos pueblos iberos son los turdetanos, edetanos, ilergetes, indigertes o laietanos.


Su economía tenía una base agrícola, aunque en algunas zonas del Sur era importante la minería como en la región de Cartago Nova. La agricultura estaba basada en la plantación de cereales, vid y olivo.

Dentro de la sociedad existía una diferencia entre las ciudades de la costa y las interiores. Las ciudades costeras tenían una clase dirigente que poseía el poder económico y por lo tanto también el político, similar a la cultura griega con ciudades-estado divididas por riqueza y con la asamblea como gobierno y magistrados. Las ciudades del interior conservaban un gobierno similar al monárquico. Las ciudades más importantes poseían gran extensión.


Las ciudades estaban amuralladas, situadas en alto, calles rectas y paralelas entre si, con las casas adosadas de base cuadrangular. Las más importantes son las ciudades de Ullastret, Azalia y Cástulo. Otras eran Saiti y Cosse, donde se han encontrado monedas acuñadas en dichas ciudades. No se han encontrado templos, pero si santuarios con gran cantidad de figurillas y exvotos como el Cerro de los Santos (Jaén) estas figuras de pequeño tamaño representan guerreros a pie o caballo con sus armas (falcata) y casco. Con influencia fenicia y griega cabe destacar la “Bicha de Balazote”, la “Dama de Elche” y la “Dama de Baza”.


Los Celtiberos: se dio gracias a la superposición de las culturas de los celtas y los iberos, cuya ciudad más famosa es Numancia, Clunia o Uxama. Arevacos, belos y lusones etc.


Los Celtas: llegaron en dos oleadas en los siglos IX y VI a.C. Los celtas eran indoeuropeos y procedían de Centro-Europa. Conocían el arado, aportaron su lengua, una agricultura de secano, una ganadería bastante desarrollada y extendieron el uso del hierro. Los primeros se asentaron en los valles del Duero, el Jalón y el Ebro. Dentro de los celtas destacan los lusitanos, los vacceos y los carpetanos. Destacan los berracos y los Toros de guisando.


Pueblos de la franja cantábrica: donde destacan los galaicos, los astures, los cántabros y los vascones. Todos tenían unas culturas más atrasadas que las del resto de la Península. La propiedad de la tierra, el trabajo y la producción era comunal. La división del trabajo era mínima y no parece que existiera la esclavitud ni el uso de moneda. Se organizaban en clanes o tribus donde las asambleas populares dieron paso a consejos de ancianos o notables y en caso de guerra se elegía un jefe. Formaría parte de ellos la cultura de los castros, como los de Coaña o Santa Tecla.

lunes, 5 de octubre de 2009

El siglo XIX ya tiene su lugar en el Museo del Prado

El Museo del Prado pone fin al "éxodo" y al "destierro" al que han estado sometidas las obras del siglo XIX para devolverlas a su casa de forma definitiva, gracias a la apertura de 12 nuevas salas que permitirán recorrer, por primera vez, la historia del arte español desde el Románico hasta los maestros del siglo XIX.

Desde el último Goya hasta Sorolla, la colección denominada como "la otra ampliación" se prolonga en 12 salas y 176 obras de las colecciones del siglo XIX —154 pinturas, 21 esculturas y una maqueta— que permiten incorporar definitivamente a la pinacoteca las obras de los maestros del ochocientos junto los grandes artistas del pasado.

La ampliación de la colección supone, en palabras del director del Prado, Miguel Zugaza, la "definitiva puesta en escena del siglo XIX" y el "reencuentro" del museo con la historia para situarlo a las puertas del siglo XX.

Esta colección del siglo XIX, presente en el Prado desde su inauguración en 1819, ubicado en el Edificio Villanueva de la pinacoteca, se presenta cronológicamente y en función de diferentes tendencias y géneros que se sucedieron a lo largo del siglo.

La ampliación de la colección supone, en palabras del director del Prado, Miguel Zugaza, la "definitiva puesta en escena del siglo XIX" y el "reencuentro" del museo con la historia para situarlo a las puertas del siglo XX.

"Este es un momento muy oportuno para mirar con intensidad lo que tenemos y no perpetuarnos en lamentar lo que no tenemos", ha señalado Zugaza en la presentación de las nuevas salas que mañana [martes] se abrirán al público y que suponen un incremento del 20% de las obras expuestas hasta el momento.

El director adjunto de conservación del Prado, Gabriele Finaldi, ha destacado la importancia de esta colección, que "se asienta ya en su casa" y recupera un capítulo importante de la historia del arte pues la escuela del XIX es "rica, variada, valiente y con un marcado carácter internacional".

Por su parte, el jefe de conservación de la pintura del siglo XIX, José Luis Díez, ha recordado las idas y venidas de las obras del siglo XIX en el Prado, desde su primera salida en 1896, su posterior regreso en los años setenta al Casón del Buen Retiro, hasta la última exposición el año pasado de una selección de obras que regresaban a las salas de la pinacoteca después de 12 años "guardadas".

"Estamos ante una fecha histórica que todos los manuales de historia del arte tendrán que reflejar", ha afirmado Díez, quien ha subrayado que esta ampliación "afectará a la propia historia del arte y cambiará la propia museística".

La colección del siglo XIX, presente en el Prado desde su inauguración en 1819 y ubicada en el Edificio Villanueva de la pinacoteca, se presenta cronológicamente y en función de diferentes tendencias y géneros que se sucedieron a lo largo del siglo.

El recorrido arranca en la galería central de la planta baja con las últimas obras neoclásicas de Francisco de Goya como la 'Marquesa de Villafranca' o la 'Marquesa de Santa Cruz' para adentrarse en el ochocientos con pinturas de Federico de Madrazo, Antonio María Esquivel, Eduardo Rosales o Fortuny y Rico, y concluir con Joaquín Sorolla.

Una escuela con señas de identidad "muy potentes y que pueden entrar en liza con otras escuelas europeas", ha asegurado José Luis Díez, tras lo cual se ha mostrado convencido de que las pinturas se ven "mejor que nunca y se exponen con absoluta naturalidad".

La ampliación de la colección del Prado incluye la denominada "sala de presentación de colecciones", una sala de estudio o carácter temático que permitirá, a través de una instalación temporal, mostrar periódicamente conjuntos de obras que no se han seleccionado entre los fondos integrados en el nuevo recorrido y que se inaugura con la exposición de los mejores paisajes que conserva la pinacoteca de Aureliano de Beruete y Moret.

La escultura también ocupa un espacio importante en las nuevas salas con nombres indispensables del siglo XIX como José Álvarez Cubero, Agustín Querol o Antonio Cánova. En el año 2012 el museo del Prado contará con el catálogo general del siglo XIX.

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